Cuando cruzar el charco da miedo, pero te aporta tanto

Y con tanta gente top y buena repartida por el mundo, pues ya sabéis que tenemos mil historias que contar. Este caso es el de Enriqueta o Queta para los #alumniAmigos, que por amor cruzo el charco más allá de los Andes y decidió darlo todo por su familia. Así como muchas de vosotras os habéis lanzado fuera de la comodidad de vuestros países o ambientes, seguro que esta historia os encantará. 

El 2 de octubre del año 2014 le propusieron a mi marido, Rodrigo, trabajar en Chile. Nos hacía mucha ilusión, ya que teníamos algunos conocidos por aquí y bueno, siempre sería una experiencia en positivo.

Por aquel entonces sólo teníamos a nuestro primer hijo, Rodrigo, que tenía un año, así que nos parecía un momento muy bueno para que yo dejara de lado mi carrera profesional y me pudiera dedicar a estar con él, y esperar los hijos que pudieran venir sin las presiones sociales que tanto afectan hoy en día en nuestra queridísima España.

Sin embargo, aunque el momento nos parecía el oportuno, no pudo ser así, y Rodrigo comenzó a viajar constantemente a Chile, permaneciendo yo en Madrid, continuando con mi trabajo, e intentando estar lo más posible con mi hijo (lo cual no fue nada fácil).

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/ DESTINO: SANTIAGO DE CHILE, no siempre parece el mejor momento

Finalmente, a principios del año 2016, con nuestro segundo hijo, Miguel, con 6 meses, y embarazada de Quetita, que nacería en Junio, se hace realidad Chile. Entonces la idea no me apasionaba tanto, pero después de casi dos años viviendo en la distancia, los niños viendo a su padre a través de un IPAD, nos parecía que ahora, sí o sí, la decisión no podía ser otra, aunque la situación ya no parecía tan bonita o perfecto como hacía un año y medio, pues nuestra historia había cambiado por completo. Nos íbamos a Chile (14 horas de vuelo con España), con tres niños pequeños, y el mayor no tenía 3 años… La verdad: Me moría de miedo.

Confío mucho en Dios y en sus planes, así que como tenía por delante varios meses sola, otra vez, dejar mi trabajo adecuadamente, esperar el nacimiento de nuestra tercera hija, hacer una mudanza al otro lado del mundo, y esperar hasta el mes de septiembre para comenzar nuestra “aventura chilena”, mientras mis padres y hermanos nos acogían en su casa, (fue un verano de locos, cada día mi hijo mayor me preguntaba que donde dormiríamos esa noche… jajaja, su mundo estable y acogedor estaba desapareciendo).

Tan ocupada me tenía que no había tiempo para pensar en lo que vendría a partir del 22 de septiembre, lo cual siempre es una ventaja y además tenía un regalo enorme esperándome en Chile: mi compañera del alma del colegio, Carmen de María(Otra #alumniCrak por el mundo que antecedió a Queta) SI, ella llevaba instalada en Chile un año, así que cuando buscamos casa, mi prioridad número uno era que estuviéramos cerca; además ella estaba en ese momento esperando a su segundo hijo, por lo que se encontraba de baja (en Chile las bajas de maternidad son maravillosas), y así ha estado hasta el pasado mes de mayo, por lo que ha sido mi Ángel de la Guarda, que me ha recibido con los brazos abiertos, una pequeña compra, su gran optimismo y sonrisa de siempre, (propio de nuestras alumni 😉 ) no puedo estar más agradecida, sé que no hubiera sido “tan fácil” sin ella.

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#alumnicraks por el mundo

/ MIS MIEDOS

Mis grandes miedos eran comprensibles, pues cuando me preguntaban en el trabajo que qué iba a hacer, siempre contestaba lo mismo, ser MADRE, y eso es lo que intento aprender cada día,

Me enfrentaba a una situación nueva, estar en mi casa, con mis tres hijos, hacer las tareas domésticas, ser una madre amable, buena, cariñosa, ejemplar, y “esperar” a mi marido en casa. Me quedaba muy grande…. y me aterraba pensar si sería capaz de ser lo que yo creía que se esperaba de mí (Piensa en alguien que lleva trabajando full time en un despacho de abogados desde el año 2008, delegando su casa en la chica (otro Ángel de la Guarda) que aparecía a las 8;00 de la mañana y se marchaba a las 20:00 horas…. y encontrabas a tus hijos bañados y cenados, casi en la cama, la casa limpia, la ropa planchada, la comida hecha…. nunca me preocupé realmente de lo que implicaba organizar la casa con los niños dentro.

Los primeros meses fueron duros, luego encontré la paz, me di cuenta de que en realidad solo tenía que seguir siendo yo; disfruto cada día de mis hijos, y me sorprendo a mí misma cuando pienso, llevo 9 meses alimentado a mi familia y ¡no hemos muerto de inanición! Hasta he descubierto que se me da bien la repostería. 🙂

Cada día que pasa aprendo cosas nuevas, pongo en práctica valores aprendidos en los años tiernos de la infancia, aprendidos en el hogar familiar y reforzados con cariño en el colegio, pues la tarea a la que ahora me enfrento es la más importante de mi vida sin dudarlo, cuanto mejor sea yo, mejor será mi familia, y esto es lo que he aprendido en esta corta experiencia, que me enriquece cada día como persona.

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 /MADRE FELIZ, FAMILIA FELIZ

Si yo soy feliz, todos en mi casa son felices. Esto no lo he conseguido sola, como es lógico, ni es mérito mío, sino del de arriba, que me lo pone muy fácil cada día, a pesar de las contrariedades. intento sonreír siempre, afrontar cada día con la máxima alegría, y saber que estos años son en exclusiva por y para mi familia, y esa es mi prioridad, el lujo que me estoy permitiendo vivir, y eso que ofertas de trabajo no me faltan, pero por el momento mi objetivo es uno: MI FAMILIA. (Ole las #alumni con las ideas claras)

Te diré que Chile es un país maravilloso. La gente es muy amable y acogedora, la familia está muy protegida, por lo que todo es más fácil, al menos esa es mi percepción; A los chilenos que he conocido les encantamos los españoles (como no podía ser de otra manera), siempre tenemos alguna invitación para salir a cenar, o a comer, para ir al parque con los niños, o para pasar un día montando en bici, no nos faltan planes, cada fin de semana es una nueva aventura, nuestros hijos disfrutan rodeados de sus padres con grandes amigos, los que ya teníamos y los que vamos haciendo, nuestra casa está siempre abierta, hacemos asados, bailamos, cantamos y vivimos.

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 /CONSEJO ALUMNI POR EL MUNDO

Si hay alguna alumni que tenga o quiera emprender una aventura fuera de las fronteras de España, dile que no tenga miedo, que a veces es difícil ver las cosas con perspectiva, pero que no hay que perder el norte, una casa con hijos es dura, y volver a la comodidad de tu sillón, encender la tele y calentar la cena,  disfrutando del silencio junto a tu marido, pero la satisfacción personal que conlleva dedicar tu tiempo a tu familia, vale oro.

Me encanta disfrutar de mi enana, recoger a mis hijos de la guardería, pelearme a la hora de los baños, y sobre todo la hora de acostarse; pero saber que mi presencia en casa puede hacer que mis hijos sean mejores hombres y mujeres el día de mañana, hace que me plantee cómo quiero hacer las cosas y lo que quiero transmitir a mis hijos, y ver que podemos disfrutar de esta “expatriación” para crecer como personas, y en humildad, caridad, paciencia… os aseguro que vuestros días van a acabar llenos de felicidad y paz.

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De Montealto puedo decir que era mi segunda casa, tengo un cariño especial al colegio, y conservo grandes amistades a día de hoy, aunque las echo mucho de menos aquí, y han prometido venir todas a vernos. A las profesoras las recuerdo a todas, Popoya, María Jesús (la Chusa), Sara Valdes y su mates y con cariño especial a María Jesús Salvador.
En realidad cada una ponía su granito, y hacia que el colegio ¡fuera especial!

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No podemos añadir más al testimonio de Queta, nada más que esta vida ya sabéis que es para los valientes, y que todas las #montealtoAlumni lo sois. Tanto si te quedas en España cómo se te vas a otro lugar del mundo o a un pueblo a unos kilometros de la civilización, recuerda que la actitud y tu familia lo son TODO. Así que vamos alumni, a comerse el mundo que nos han puesto entre las manos.

Queta mil gracias por compartir lo bueno y lo mejor de ser esposa y madre de familia en Chile. Te esperamos con los brazos abiertos, para que nos cuentas más y mejor.

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