Soy maestra – Un canto a la pasión por educar

Este es mi primer año de maestra,  y mi segunda bata blanca. La primera, con mi nombre bordado en el bolsillo, me la regaló siendo yo niña, mi abuela, entusiasta de esta preciosa vocación. Todavía la  guardo como  si fuese un tesoro.

No recuerdo el día que quise dedicarme a ésta profesión, pero sí cuanto tuve que luchar por ello.

En mi entorno familiar, parecía mejor opción estudiar otro tipo de carrera y dedicarme posteriormente a la docencia en un nivel superior. Pero… ahí estaba mi vocación, yo quería enseñar y educar.

En Montealto no solo aprendí, sino que me educaron, y con esa educación y los valores que me transmitieron fomentaron aún más mi pasión por enseñar. Cada día que iba al colegio, sin saberlo, me estaba formando para mi profesión. ¡¡Y aquellas clases de teatro!! Que hice durante la Primaria lo que me están sirviendo ahora, para ayudarme a captar la atención de mis niños. Yo era de aquellas niñas que se pasaron su infancia jugando a ser «profe».

Para ello elegí estudiar Magisterio en Villanueva, mi segunda escuela, fue mi elección. No pude elegir mejor. Allí me encontré con un profesorado excelente, muy cualificado, vocacional y humano. Me brindó la oportunidad de pasar un año escolar en Minnesota (EEUU) como profesora de apoyo en una escuela pública americana. Allí viví otra cultura, otro idioma, otro sistema educativo y volví a reforzar mi pasión por la enseñanza.

Educar es preparar a una persona para una vida plena. Porque la educación es parte fundamental de todo aquello que ayuda a que seamos mejores.

He podido comprobar que en los maestros se tiene confianza, los niños nos ven como modelos a seguir y tienden a imitarnos. Es importante estar en continuo diálogo con los alumnos y sus familias para que la educación sea completa.

Ejercer esta profesión lleva implícito ser un estudiante de por vida, pues cuanto mayor sea nuestra educación y preparación más se beneficiarán los alumnos.

A los docentes del siglo XXI nos toca educar y enseñar en un mundo globalizado y con nuevas tecnologías, que exigen estar en continuo dinamismo.

Tenemos que dominar y conocer el uso de estas, para que sean una buena y útil herramienta a la hora de enseñar conocimientos. Siempre de la mano de la Creatividad que en educación es un sexto sentido.

En mi día a día, intento trasmitir a mis pequeños grandes alumnos la ilusión y confianza que me trasmitieron a mí, mis profesoras, y siento por ello una gran responsabilidad. Los niños de hoy son los ciudadanos del mañana.

Soy maestra, porque cada día aprendo el doble de lo que enseño.

Soy maestra, porque con ello vivo intensamente la vida y mi vocación.

Soy maestra, porque me ilusionan esos ojos atentos, esas mentes abiertas, ese entusiasmo que veo cada día, esa capacidad de aprender, de esforzarse, ese ingenio, esas risas.

Soy maestra, porque me gusta la creatividad.

Soy maestra, porque tengo Fe en Quien fue el verdadero MAESTRO.

Soy maestra, porque creo que el  mundo puede mejorar, porque la educación es la única herramienta para progresar y porque a través de mi profesión espero hacer de este mundo un lugar  mejor.

Soy maestra porque los niños despiertan al mundo.

No quiero terminar este escrito sin dar las gracias a las profesoras de Montealto que tanto me inspiraron en mi vocación. A mis queridísimas maestras: Piru, Monchi, Inés, Margarita.

Y especialmente quiero dar las gracias a Belén Poveda, mi mentora durante mi etapa universitaria, que sigue siendo un gran referente en ésta apasionante vocación.

Gracias, a todas ellas.


 

Gracias a ti Elena, por compartir tu ilusión y las ganas de hacer las cosas bien y de manera profesional. Necesitamos buenos profesores, apasionados de verdad y con ganas de comerse el mundo y nos enorgullece tremendamente haber podido formar parte de tu educación durante el colegio.

Testimonios como estos, recuerdan a las docentes que su labor es indispensable y fundamental para un mundo mucho mejor. ¿Verdad?

Te deseamos lo mejor y que no dejes de ilusionarte por la enseñanza, cada día de tu vida.

Vosotras Montealto alumni, nos hacéis cada día más grandes.

Alumna hoy, alumni siempre

 

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